lunes, 17 de noviembre de 2014

Peculiar orden del ser humano

Una de esas tardes en las que le das vueltas a la mente y piensas un poco más de lo normal. Te puedes dar cuenta de lo básico y ordenado que es el ser humano.
El fin de semana pasado eran fiestas del pueblo y como buen habitante de él salí a dar una vuelta por la noche.
Corría la madrugada, al igual que lo hacían los cubatas, cervezas y demás bebidas alcohólicas. La gente bailaba disfrazada, reía y disfrutaba. 
Para mí no era una de esas noches, yo estaba expectante, pensativo y analizando la situación.
Tras ese breve análisis llegué a una conclusión. El ser humano es ordenado, y se guía por la tradición incluso sin darse cuenta de ello.
La plaza estaba vacía y fue llegando la gente. Todos iban adoptando sus posiciones, cómo si de una orquesta sinfónica se tratara. Nadie varío su posición, todo el mundo en la suya para que comenzara a sonar la música.

1) Pegados al costado de la iglesia, la misma cuadrilla de siempre, todo el lateral ojo a vizor para enterarse de lo que pasa. Como si de los mejores periodistas se trataran todas las noches adoptan ese sitio estratégico. 

2) Al fondo, los más mayores. Notas que ya vas haciéndote mayor conforme más atrás vas en las fiestas. Sitio perfecto para ir, venir y tornar sin que nadie se entere.

3) En medio, las mismas cuadrillas de siempre. Los que sirven de enlace, los que se llevan bien con los mayores pero todavía no les toca ese lugar. Los que hablan y vacilan a los pequeños, en definitiva los que conocen a todos y su lugar es ahí, en medio de la salsa.

4) Los pequeños, ocupando las primeras filas. Cómo si fueran los instrumentos de cuerda, ocupan los primeros sitios. Protegidos por toda la gente y con la esperanza de poder esconder los primeros cubatas y cigarrillos de tu adolescencia sin que te pillen tus padres. Más adelante, cuando creces te das cuenta que es en el sitio que te ve todo el mundo. 

5) Adelante en la esquina derecha, los forasteros, o así los denominan en el pueblo. Ves rápido a la gente que no es de allí porque se recluyen a esa esquina. A su rollo pero sin mezclarse.

6) Al otro lado, en la esquina izquierda, los que les gustan las palmas y las rumbas. Sin ninguna explicación, que a mi parecer sea lógica, ocupan esa esquina,

7) Vamos con una cuadrilla que se resume a dos personas, cómo si las pusiera el ayuntamiento en la plaza, pegaditas al Bankia, pero que todo el mundo casi sin excepción sigue llamando Caja Rioja. Cambiando únicamente sus atuendos, más o menos abrigadas, siguen acudiendo a su cita con la música.Observan, bailan y disfrutan como los que están en las primeras filas. 

8) Finalmente los de la cuesta, mi teoría me dice que las cervezas no duran mucho y para cuando se dan cuenta tienen que volver a por otra. Por lo tanto se pasan la noche en la cuesta.

Todos disfrutan, todos lo pasan bien, todo el mundo sabe donde está al que quieras encontrar. Nunca te perderás, solo si estás en esa esquina inferior derecha.

Pasan los años, las fiestas, nada cambia, todos nos ordenamos de igual manera, reímos y disfrutamos sin que nada cambie, y es que el ser humano es de tradición y de no romper lo que es normal. Estoy seguro de que si una noche todo eso cambiara, la gente no se lo pasaría igual. Todo se resume a que nos cuesta adoptar cambios, somos reacios a lo nuevo y por eso seguimos haciendo lo de siempre, incluso cuando sales de fiesta y te desinhibes con el alcohol.

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