miércoles, 26 de noviembre de 2014

Álex de la Iglesia: "Los problemas hay que verlos como ventajas"


                                                                      
 Álex de la Iglesia  , un director de cine que destaca por su carisma, cercanía y simpatía,  vuelve a estar de moda. Esta vez por dirigir un anuncio para la marca española "bq".. El que fue director de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, desde el 2009 hasta el 2011, da una entrañable y simpática entrevista. Es conocido por famosas películas como: Acción mutante; El día de la Bestia; Perdita Durango; Muertos de Risa; La comunidad; 800 balas; Crimen ferpecto; Los crímenes de Oxford; Balada triste de trompeta; La chispa de la vida y, su último estreno, Las brujas de Zugarramurdi. Además en sus vitrinas lucen, esplendorosos y en lo más alto,  el premio Goya al mejor director que ganó por el largometraje "El día de la bestia" y el León de plata al mejor director por la película "Balada triste de trompeta". Por si fuera poco a parte de ser uno de los directores con más renombre nacional e internacional, es licenciado en filosofía en la universidad de Deusto. 

Pregunta (P): Usted estudió filosofía. ¿En qué medida usa la filosofía en su labor cómo director de cine?
Respuesta (R): Hombre, tampoco te creas que la filosofía es algo que tiene una aplicación directa. Pero te da una opinión muy acertada de hasta dónde puede ser verdad o mentira lo que te dicen los demás. Lo que te provoca, sobre todo, es una situación crítica y tranquilidad a la hora de abordar los problemas y, más que nada en el mundo, las opiniones de la gente.
P: ¿Le ayuda a saber cómo tomar las opiniones de la gente ?
R: Pues sí, efectivamente. Primero sabes un poco cómo se estructura la mente y cómo se estructuran las ideas. Después hasta qué punto pueden ser verdad o mentira las cosas que dicen los demás. En ese sentido intentas, sobre todo, tener paciencia y luego reírte bastante de la gente que se toma en serio a sí misma.
P: En su última película observamos cómo es capaz de mezclar terror y comedia. Son dos factores aparentemente antagónicos ¿cómo lo hizo?
R: Precisamente ahí está la clave de todo. Yo creo que contraponer ideas opuestas es la manera de mantener el edificio. Es cómo dos paredes que chocan una con la otra, generan una fuerza en sentidos contrarios y hacen que el edificio sea estable y tenga fuerza. Ahí está mi labor, en generar fuerzas hacia un lado y otras en sentido contrario que las anule y haga que la gente se encuentre en tensión viendo la película. Cuando todo va en la misma dirección la casa se cae y no se sostiene.
P: ¿Le resultó difícil?
R: Siempre resulta difícil, cada vez más. Sabes los inconvenientes que conlleva y las tensiones que genera, entonces en ese sentido siempre da un poco de miedo. Pero por otro lado sabes que a lo único que tienes que temer es al aburrimiento y, sobre todo, a la indiferencia. En ese sentido prefiero equivocarme y estar vivo que detenerme, no caerme y estar muerto.


P: En los créditos iniciales de su última película podemos observar las imágenes de Angela Merkel y Margaret Thatcher. ¿Qué le llevó a ello?

R: Lo fundamental que había que contar en los títulos de crédito era explicar, un poco, la historia de las brujas de ayer a hoy. Contar que hoy, también, puede haber brujas. Entonces en la parte de las brujas históricas enseñar la estatua de la Venus de Willendorf para que después cuando aparezca al final de la película la gente la identifique. De hecho sale tres veces y se ve muy claramente para marcar un recuerdo cuando llegue la secuencia final. Por último había que hablar de qué las brujas no están solamente en la edad media, si no en la época actual. Había que poner ejemplos como pueden ser Merkel o Thatcher... o muchas que no tienen por qué ser mujeres ni buenas ni malas, son mujeres terribles.
P: ¿Tuvo miedo a cómo serían las críticas al poner las fotografías?
R: Lo que me interesa no es lo que me da miedo. Cuando estás haciendo algo y ves que no va a haber ningún problema y que todo va bien, pues parece como que la cosa pierde fuelle. Lo interesante en la vida es cuando algo da miedo, entonces es cuando nos empezamos a divertir de verdad.
P: ¿Es muy autocrítico?
R: Hasta la paranoia, hasta la locura. Normalmente no me importan las críticas de los demás porque las mías suelen ser mucho más duras. Yo creo que es un buen motor para seguir adelante. Nunca llegas ni al éxito ni a la culminación de tus intenciones ni ilusiones, siempre quieres más y eso es lo que hace moverte. El creer que has podido hacerlo mucho mejor de lo que lo has hecho. Siempre que veo una película mía creo que lo podría haber hecho mucho mejor e intento hacer otra para remediarlo.
P: ¿Qué momento destacaría de su carrera?
R: El último, siempre el mejor momento es el estreno tu última película, eso significa que estás vivo.
P: Usted fue director de la academia de cine, ¿cómo fue su paso?
R: Fueron dos de los mejores años de mi vida. Hice dos galas y tuve la oportunidad de enfrentarme a los problemas de la industria, de los que estamos haciendo cine aquí, en España, y que formamos parte de la academia. Eso me dio muchas alegrías sin duda. Después, aparte de eso, es muy bueno plantearte las cosas desde otro punto de vista, no solamente pensarlo todo desde aquí, en mi caso del punto de vista del director.
Trabajando en la academia veía cuales eran los problemas de los actores, maquilladores, directores de fotografía, productores, exhibidores y de la Industria en general.
P: Uno de los problemas con los que usted lidió fue con la redacción de la "Ley Sinde". Esto le llevo a tratar con los políticos, ¿cómo definiría el trato con un político?
R: Respeto muchísimo el trabajo de los demás, sobre todo, cuando es ajeno al mío. Lo primero que no haría nunca es lanzar una opinión fácil, frívola y poco meditada acerca del trabajo de los demás y espero que ellos hagan lo mismo conmigo.
P: Finalmente, ¿qué le parece fundamental en su día a día?
R: No hacer caso a los demás, y guiarte por tus convicciones, eso me parece fundamental. Siempre que haya problemas hay que verlos como una ventaja, como algo que te va a hacer más fuerte.




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